9ª Visita (Visita Obligatoria): Jaume Plensa.


Jaume Plensa: Invisibles

Visita realizada el viernes 30 de noviembre de 2018.

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- Ayer era una tarde perfecta para ir al parque del Retiro. Me encanta pasear entre los colosales árboles que forman una pequeña cúpula que te hace olvidar que estás en el contaminado y ajetreado Madrid. Más precioso aún si es durante el rosado atardecer del invierno. Esta exposición no podía estar mejor situada, en el Palacio de Cristal del Retiro. Ha sido una visita breve pero sumamente agradable, pues el escenario era el mejor posible. 


- El Palacio de Cristal es una pequeña pero grandilocuente construcción que se alza entre las copas de los árboles frente a un reluciente lago. Su espacio interior deja pasar la luz con claridad y armonía a través de sus paredes de cristal. Me encantaría que fuera mi lugar de estudio, no puede haber uno mejor. Miras al techo y observas el cielo en todas sus estaciones, miras a las paredes y observas a los árboles en todos sus estados de ánimo. Sin lugar a dudas, un sitio precioso y mágico. Toda su construcción recuerda a una catedral gótica, con tantas aristas y líneas horizontales que atraviesan su techo. Resulta incluso abrumador mirar hacia arriba y ver semejante cantidad de paralelas, necesarias para sustentar la construcción pues sólo hay cristal. Como he dicho, mágico.  



- Es por esto que Jaume no puede haber elegido mejor sitio para su obra. Sé que es totalmente intencionado, pero cuando uno entra es imposible ver a primera vista lo que allí se expone. El propio título de la obra, Invisibles, nos lo está diciendo. Tres colosales cabezas se alzan suspendidas en el aire ante nuestros ojos y, sin embargo, no somos capaces de verlas. La infinita y enrevesada malla de barras de acero que forman las cabezas no es siempre perceptible, ya que se funden con el espacio que las rodea. Por momentos es muy difícil lograr distinguir alguna forma entre tanta línea. Uno no sabe si está viendo la escultura o las aristas de la cúpula de cristal. 


- Aunque no lo parezca, en estas fotografías aparece una de las gigantes cabezas que nos piden silencio con el dedo. Ahora entiendo porqué la exposición cerraba sus puertas a las seis de la tarde, puesto que a esa hora oscurece y la luz natural es la que nos permite distinguir la obra de Jaume del edificio que la rodea. El visitante debe de rodear las tres cabezas y observarlas desde todos los puntos de vista posibles, ya que solo así la luz caprichosa nos dejará ver el original y grandilocuente trabajo. Esto, por supuesto, perdería toda su gracia con una iluminación artificial y constante. El reto del espectador es adivinar por completo cómo y dónde están las tres cabezas. Las tres se enfrentan cara a cara y se colocan el dedo índice en los labios, como si de una bibliotecaria molesta por el ruido se tratara. Tras distinguirlas, toca figurar el porqué están ahí. Sin duda, hacen honor a su nombre de Invisibles.



- Colocándome justo detrás de las cabezas vacías puedo distinguir sus rostros como si estuviera diseccionando sus cabezas.


- Desde este punto de vista parece distinguirse una complicada telaraña con forma humana y remates puntiagudos. Por cierto, el señor que aparece justo detrás de la escultura está en una posición idónea para parecer que las barras de la escultura están atravesando al hombre, como impidiendo que este huya de su telaraña de metal.

- Esta cabeza vista desde abajo es muy impactante pues parece que ésta ha sido atravesada, como si estuviera explotando por atrás. Curioso ya que las otras dos cabezas no son así por detrás. Era interesante porque según el punto de vista las esculturas parecían tener bultos en la cabeza, deformes a priori; pero si caminabas hacia un lado tan sólo unos pasos, la cabeza parecía ser perfecta. Realmente siento curiosidad por cómo ha hecho Plensa estas colosales esculturas, parece muy complicado. Además, en algunos puntos se veían las soldaduras de las barras, insinuando que han sido hechas a mano. Más interesante aún ver su parte inferior, ya que las barras se acercan al suelo como trampas punzantes y peligrosas.

- Creo que lo que Jaume intentaba plasmar mediante estas obras apenas visibles es la importancia del silencio. El silencio parece invisible e imperceptible. Parece mentira que no sea visible en un espacio tan transparente y luminoso como es el Palacio de Cristal. Parece mentira que no lo podamos ver con tanta claridad. Sin embargo, aunque sea invisible, cuando se hace presente lo notamos intensamente. Por tanto, es un ente no visible pero increíblemente perceptible. Nuestra vida diaria es constante ruido. Nos hemos acostumbrado tanto al ruido de fondo, que cuando no hay ruido de por sí, tendemos a generarlo. Es rara la situación en la que uno se halla en completo silencio. Normalmente si trabajamos a solas en nuestra casa, ponemos música de fondo o algo que rompa ese silencio que, a la larga, nos hace sentir incómodos e incluso solitarios. Incluso si nos hayamos en silencio absoluto, inconscientemente hacemos ruidos que rompen ese fino hilo sin sonido que tanto nos molesta, quizás por recordarnos a la soledad y el vacío.

- Cuando no hay ruido, parece que todo está vacío. Si en una reunión de amigos reina el silencio, nos sentimos en la necesidad de escapar de ese vacío con cualquier tontería. Es difícil encontrar a una persona con la que puedas sentirte a gusto estando en silencio, aunque sean cinco segundos. ¿Por qué sentimos la necesidad imperiosa de llenar ese hueco vacío con palabras, aunque sean aún más vacías que el silencio mismo? El silencio es un regalo, y compartirlo con alguien más aún. Estar en silencio con alguien y sentir que no hace falta decir nada denota confianza y compenetración. No todos los momentos del día tienen que estar llenos con sonidos y bullicio de fondo. Es necesario un espacio de quietud y paz que nos aleje del incesante sonido del estrés diario. Por esto, creo que Jaume trataba de reflejar la importancia y necesidad de un silencio en nuestras vidas que cada vez se nos hace más extraño, cada vez más invisible y, al mismo tiempo, totalmente grandioso y superior a nosotros como el colosal Palacio de Cristal y sus tres cabezas de metal.

- Concluyendo, una breve pero intensa visita con una impresión totalmente buena. Me ha parecido una instalación muy original y muy bien pensada, sencilla pero eficaz.

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